Solventar una abolladura en la carrocería de tu vehículo, si el daño no es importante, representa un aceptable ahorro. Pero llévalo a un profesional en tratamiento de superficies en Valencia si el deterioro es considerable.

Los martillos con pena de caucho o de plástico son las herramientas más idóneas para desabollar cualquier golpe en una carrocería. Gracias a ellos, como indican los talleres expertos en tratamiento de superficies en Valencia, podrás golpear reiteradamente la plancha sin que se perjudique y conseguir una regularidad superficial ciertamente muy razonable.

Sin embargo, para el detalle de pequeñas arrugas, el enderezado y recuperación del gálibo o bien para recuperar medianas hendiduras, requerirás el refuerzo de un martillo de carrocero y un tas.

Este último utensilio es una especie de pequeño yunque, como sufridera, con sus paredes redondeadas para apoyarlo contra la parte interior de la plancha y amortiguar los golpes efectuados desde el exterior con el martillo.

Si eres principiante en estos menesteres, será aconsejable que utilices un tas combinado, cuyas caras ofrecen diferentes curvados y son usadas en cada tipo de trabajo.

Lo más fácil es martillear sobre algún lugar de difícil acceso desde el interior. Aquí puedes practicar en el centro de la abolladura una perforación por la que pasarás un tornillo autorroscante.

Insertado el tornillo, desde el exterior puedes tirar de su cabeza por medio de unos alicates o tenazas hasta recuperar hacia fuera la parte hundida de la chapa. Pero esto solo puedes realizarlo en abolladuras bastante uniformes que no presenten ángulos agudos o arrugas evidentes. Tapona el agujero luego con chapa de aluminio y masilla.

En Decamer aconsejamos que, cuando no pueda conseguirse mejorar la igualación mediante martilleado, se lije con granulación del 80, ideal para que la masilla tenga un buen agarre, consistente y eficaz sobre la plancha.